Hay para quién esto es la mayor prueba de cobardía
y para quién es una virtud.
Lo siento, pero yo me encuentro entre los segundos.
No se puede decir todo lo que se piensa y a mi me ha costado mucho aprenderlo.
Considerar el valor del silencio, dejar de ser ignorante por atrevida.
Crear un filtro ante informaciones subjetivas, innecesarias o por el contrario,
muy reales pero nada acertadas o sin cometido con final feliz.
Pensar y hablar es la base de todo y de nada.
Y ante la incapacidad de reflexión general, para mí es obligación.
Pero no al final, para entonces ya estará todo dicho sin pronunciar palabra.