-Estaba paseando y me he acordado de un problema que tiene una amiga. -¿Qué le pasa a tu amiga? -Asuntos del corazón, le interesa un hombre mayor que ella y aparentemente más maduro. -¿Es muy joven tu amiga? -Más o menos de mi edad. El caso es que ella no sabe en qué momento le empezó a gustar ese hombre -¿Ese es el problema? ¿tanto le cuesta sincerarse con ella misma y el interesado? ¿o es que teme que no sienta lo mismo? -Yo creo que él también se siente atraído por ella, aunque a veces no lo demuestre. El problema es que ese hombre esta disponible para demasiadas chicas -¡Vaya, vaya con tu amiga! Debería sopesar la idea de no tener nada serio con ese hombre, yo le recomendaría que se olvidara de él. -Si, ya lo he hecho pero ella ha decidido por una vez olvidarse de todo y pasar un rato agradable con ese hombre, aunque sea un rato. -Y después ¿que espera hacer? ¿romperle el corazón en mil pedazos? -Después ya se verá, que más da, -¿Que es lo que quiere ella exactamente? -Quiere parar de pensar en todos los problemas que pueda acarrear una relación con ese hombre y disfrutar de esta noche sin ningún tipo de censura. -¿Sin ningún tipo de censura? -Ninguna, además a ella le hace muy feliz estar con ese hombre
-Conmigo siempre es así, empieza mal y termina peor
-Atraigo las historias cutres que pasan a mi lado.
-Todo lo que me prometieron me lo creí, pero nunca he conseguido nada.
-Fue idea mía hacer dedo en la autopista porque siempre he pensado que las verdaderas historias de amor surgen cerca del mar -La mala suerte no se explica. Se tiene o no se tiene -¿Que esperas de la vida? -Que me ocurra algo -No era uno más. Era alguien a quién le latía el corazón tan rápido como a mi -¿Has sentido miedo y placer al mismo tiempo? -Los impares miraban y envidiaban a los pares y viceversa. Porque tendemos a creer que la suerte la tienen otros -¿Como nos despedimos? Nos damos la mano, dos besos? -Nos olvidamos. -No te prometo nada