Cuánto más, menos.
Ya no justifica ser un soñador, para no saber parar.
Poco pasa a ser inevitable sino controlable, solo hay que darse cuenta.
La ilusión tiene un límite que nos hace perder.
Entender que puede ser tan bonito observar y entender como dar.
Distinguir entre estar a un paso de la luna y medio del infierno.
Aunque siga sin rumbo fijo, no parecer un blanco fácil.
Callar y escuchar, ver reacciones.
Total, tu siempre tienes tablero y partida conmigo.